domingo, 9 de julio de 2017
Poesía- LA CASA DEL PERDÓN
Oye cómo los odios vociferan contra ti
su idioma
de muerte y destrucción.
Oye sus bravíos saltos para hacerse con
el cetro de la jauría.
Oye sus pasos salvajes trayendo desolación al
inocente
que apenas se mantiene en pie.
Oye sus murmuraciones que les llevan a hirvientes
desvaríos.
Oye el triste resonar de sus respuestas
adulteradas.
Oye la enumeración de tan malolientes costumbres.
Oye las blasfemias que duelen como mordeduras.
Oye sus amargas maledicencias entretejiéndose
pálidamente.
Oye la falta de remordimientos que expresan.
Oye sus palabras impregnadas de fósforo
y estiércol.
Oye cómo pregonan su inmisericordioso
menester...
Óyeles con tu corazón asediado por
ese prontuario
de conspiraciones y patrañas.
Óyeles sin retroceder, pues tu poder es el
amor
que les resulta inalcanzable.
Después de
oírles,
enseñarás
que la casa del perdón está hecha de amor
y que el
amor no es un reino ajeno ni una fría lápida sin epitafio.
Darás la
paz y el perdón a tus angustiadores
y que ellos
escarben en su memoria
el
inventario de infamias
o revisen
el aceite caliente que irriga sus corazones.
Porque tu amor está contigo
nada entenebrece la convivencia de tu casa.
He aquí el testimonio que abre la puerta a
vidas deshabitadas,
a hijos pródigos volviendo al conjuro del amor.
2 Timoteo 3;
1-17: También debes saber esto: que en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de
sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes
a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo
bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que
de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán
la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a
las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca
pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera
que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así
también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento,
réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante;
porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de
aquéllos. Pero tú has
seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor,
paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me
sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y
también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución; mas los malos hombres y los engañadores
irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y
te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la
niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para
la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra.
Romanos 1; 28-32: Y como ellos no aprobaron tener en
cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia,
homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos,
inventores de males, desobedientes a los padres, necios,
desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de
Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las
hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
1 Corintios 11; 30-32: Por lo cual hay muchos enfermos y
debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos,
no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo.
Proverbios 28; 13: El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa
y se aparta alcanzará misericordia.
Santiago 5; 16 a: Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos
por otros, para que seáis sanados.
Proverbios 3; 12: Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al
hijo a quien quiere.
Hebreos 12; 6: Porque
el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
Que Deus em Cristo vos Abençoe!
Fraternalmente,
Erica Carla
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